La patata se digiere fácilmente gracias a su composición, rica en agua y carbohidratos complejos.
Esto la hace especialmente indicada (siempre que no esté frita) para personas con estómagos delicados, gastritis, úlceras o acidez. Además, si las comemos cocidas y posteriormente enfriadas, contiene un tipo de almidón resistente que sirve de sustrato para nuestra flora intestinal y que regula su funcionamiento.
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