Hoy hablamos de la patata
La patata se digiere fácilmente gracias a su composición, rica en agua y carbohidratos complejos.
Esto la hace especialmente indicada (siempre que no esté frita) para personas con estómagos delicados, gastritis, úlceras o acidez. Además, si las comemos cocidas y posteriormente enfriadas, contiene un tipo de almidón resistente que sirve de sustrato para nuestra flora intestinal y que regula su funcionamiento.
También destaca su contenido en vitamina C, B1, B2, B3 y B6; y minerales como el potasio, el hierro, el fósforo y el magnesio. El potasio es adecuado para personas con problemas en el corazón, piedras en el riñón e hipertensión, además de ser ideal para la recuperación muscular en deportistas.
Una ración de 300 g de patatas nos aporta, aproximadamente, el 7% de las necesidades de fibra, el 65% de las necesidades de potasio y otros minerales como el magnesio en cantidades interesantes.
La patata también es una fuente importante de folatos, niacina y carotenos. En pelar las patatas se pierde una cantidad considerable de vitaminas y mine-rales, ya que muchas de estas sustancias se sitúan cerca de la piel.